Todo ello se desarrollará mediante un proyecto socioeducativo-laboral individual que persiga el bienestar físico, psicológico, social y educativo, en un ambiente normalizador, de seguridad, protección y actuación profesional.

Estos centros se ofrecen como alternativa al medio familiar cuando así lo determine la situación de cada menor, de forma que, asumen la responsabilidad sobre el desarrollo integral de cada menor. Están a disposición de los servicios sociales especializados de infancia y adolescencia, y en ellos, se presenta como imperativo legal garantizar la adecuada atención de las necesidades básicas (biológicas, afectivas y sociales) de aquellos menores a los que acoge. Así mismo, se garantizan las necesidades de ocio y cultura y se potencian experiencias de aprendizaje y acceso a recurso a través del trabajo realizado en las áreas de autonomía e independencia, inserción sociolaboral, de diversidad e igualdad de oportunidades y en la comunitaria, deportiva y de ocio, en las mismas condiciones en las que podría hacerlo cualquier otra persona de su edad.