Tengo los brazos doloridos de sostenerte.
De levantar tu cuerpo al viento, al sol, para que toques las nubes con tu sonrisa hasta provocarte carcajadas.
De levantarte del suelo tras la caída, de apretarte fuerte contra mi pecho para calmar tu llanto.
Tengo doloridas las piernas de correr tras tus pasos, a veces demasiado rápidos, a veces vacilantes. A veces ligeros, otras pesados.
Tengo doloridos mis labios de apretarlos contra tus mejillas para besarte. De murmurar palabras de consuelo en la oscuridad de tu día. De gritar palabras de ánimo que te den aliento cuando desfalleces.
Tengo doloridos mis oídos de escuchar tus lamentos. De oír, reproducidas en tu voz, las palabras que te hieren. De sentír tus gritos de dolor que traspasan mi piel.
Tengo dolorido todo mi ser. Toda mi alma. Toda yo.
Tengo todo mal menos el corazón. Para quererte. Y hasta el corazón me duele de tu dolor.
Tengo todo mal, menos el corazón