Voluntariado en el centro de día: Diferentes generaciones, diferentes culturas.

La asociación ENGLOBA gestiona un centro de menores tutelados por la Junta de Andalucía (MENAS), situado en el alto Andarax y perteneciente a la comarca de la alpujarra almeriense, llamado Padules. Municipio de 400 habitantes dedicado al sector primario, fomentando la agricultura ecología y sector terciario, explotando sus fuentes de recursos naturales, como por ejemplo el conocido rio “Canales de Padules”.


Fruto de la calidad humana de todos los habitantes del municipio y de las pretensiones de integración que mostraban los menores que en el centro residen, desde el Centro de Estudio y Diagnóstico Padules, surgió el pensamiento de devolver el cariño y la gratitud que se han recibido de todos los vecinos.


Para ello, se dio forma a la idea de realizar una serie de talleres intergeneracionales en colaboración con el centro de día “El Olivo”. Centro que presta servicios de atención especializada con la finalidad de prevenir y rehabilitar, dando apoyo a las personas mayores. Los usuarios del centro, son los mayores que tanto han aportado para el crecimiento y la mejora de Padules y la comarca, en diferentes épocas del pasado, presente y futuro.

Funcionando aún como Dispositivo de Emergencia, se comenzó a cooperar en la planificación de actividades conjuntas entre el centro de día “El Olivo” y un grupo de menores del C.E.D. “Padules”, predispuestos y con ganas de ayudar y colaborar con sus vecinos del pueblo. Gracias a la directora del centro de día, Meli, rápidamente se encontraron enlaces de unión para que esta gran iniciativa se llevara a la práctica. Posteriormente el centro pasó a denominarse centro de estudio y diagnostico y aún se continúa con esta labor.


Los chicos que participan, inicialmente reciben unas sesiones de formación para conocer el colectivo con el cual van a colaborar. En dicha formación, reciben nociones básicas de voluntariado enfocadas a personas con diversidad funcional. Estas formaciones, han sido impartidas por la terapeuta ocupacional del centro de día, Pili, la cual detectó desde el primer momento la gran motivación y ganas de ayudar que tienen los menores del C.E.D. “Padules”.


Desde ese momento, se elabora de manera hermanada en una programación en la cual, se pueden trabajar objetivos conjuntos, tales como, experiencias, consejos vitales, etc.
Compartir tiempo con personas de otras generaciones puede ser una experiencia muy enriquecedora, pero ¿y si a esto le sumamos diversidad cultural?

Tanto los menores no acompañados del Centro de Estudio y Diagnóstico de Padules, como las personas mayores que acuden al centro de estancia diurna “El Olivo”, esperan con ganas esas tres horas semanales en las que pasan tiempo juntos. Este intercambio de tiempo, ha permitido a los mayores, salir de la rutina del centro y realizar diferentes tareas en otros espacios.

Por regla general, el grupo de voluntarios del C.E.D. “Padules” que acuden de manera voluntaria al centro “El Olivo”, es reducido, 5 o 6 menores por actividad, a no ser que, debido a la laboriosidad de la tarea, sea necesario otro tipo de organización. Las actividades que frecuentemente se realizan van desde pasear por el pueblo y visitar el mercado, realizar manualidades, o incluso, enseñarles cómo usar un ordenador en el centro Guadalinfo
del pueblo.


Los menores han aprendido de forma vertiginosa habilidades y procedimientos tales cómo ayudarlos a levantarse y sentarse en las sillas de ruedas y han memorizado el ritmo de paseo de cada uno para acompañarlos o llevarlos del brazo de camino al mercado del pueblo.
No hay que olvidar que siempre van monitorizados por personal cualificado del centro de día y personal del propio centro de menores para supervisar, guiar y orientar la actividad a la vez que se garantiza el bienestar y la seguridad de todos los participantes.


Los “abuelos” como así les gustan que los llamen, cuentan historias sobre sus experiencias y les explican a los menores, por qué se celebran las fiestas en las que participan. Los menores comparan y comentan las diferencias culturales y generacionales. Todos los días aprenden algo nuevo, al mismo tiempo que se sienten empoderados de poder ayudar a otras personas a sentirse un poco mejor.


No sólo participan en actividades lúdicas, también forman parte de las reivindicaciones sociales. El día 8 de marzo, se celebra el día internacional de la mujer, y los jóvenes del centro, no quisieron dejar pasar la oportunidad de reclamar la lucha diaria de las mujeres. Durante la marcha, al llegar a la plaza del ayuntamiento, el alcalde del municipio, Antonio Gutiérrez, pronunció unas palabras dirigidas a las mujeres del pueblo y en general a las mujeres del mundo. Sin esperarlo, Ndjambe (menor residente en el centro, de origen Senegalés) se acercó a coger el micrófono y pronunció literalmente “a la mujer que más respeto del mundo entero le tengo, es mi madre, y a mi hermana, todas las mujeres son madres o hermanas de algún chico o chica, por eso hay que respetarlas a todas.” Esta fue una de las actividades más significativas y emotivas en las que participaron, ya que todo el municipio salió a la calle acompañar la marcha que habían organizado los/as usuarios/as del centro de día, en conjunto con los menores del centro C.E.D.Padules.


Y es que algo tan sencillo, como fabricar disfraces con material reciclado para celebrar el carnaval, deriva en momentos de risas, complicidad y afecto. La colaboración entre ambos colectivos y trabajar conjuntamente realizando acciones que el uno no puede hacer sin el otro, refuerza lazos de unión que hoy por hoy, son difíciles de romper.


Y es que, a pesar de que la comunicación no siempre es fluida y comprensible, «a buen entendedor, pocas palabras bastan»: las sonrisas de satisfacción y las miradas de alegría de los mayores cuando ven a los jóvenes aparecer, lo dicen todo.

Pero esto no acaba aquí, ya que fruto de las continuas interacciones que se han producido entre los jóvenes del centro de menores y los mayores del centro de día, han surgido relaciones de amistad, respeto y ciertas figuras de referencia que han culminado en actividades de convivencia que han permitido desarrollar en los participantes la inteligencia emocional y social tan necesaria para la sociedad actual.

Con este programa de voluntariado se busca la integración de los menores en el pueblo y, por supuesto, el desarrollo de valores fundamentales como el respeto hacia los mayores, la igualdad, la empatía y la solidaridad. Pero, sobre todo, el objetivo principal de este proyecto voluntario, es que los menores adquieran valores fundamentales para la convivencia, nutriéndose como el respeto, la paciencia y la empatía a través de esta singular mezcla de culturas y generaciones.

Algunas de las actuaciones conjuntas realizadas que muestran el nivel de integración de los menores, son las múltiples convivencias realizadas y, en especial, la organización del evento de las cruces de mayo. Siendo esta una muestra de respeto cultural y de participación de una celebración foránea. Habiendo necesaria para esta actividad una comunicación fluida entre todos los participantes, para comprender el porqué de esta celebración, para después trabajar en equipo y elaborar un elemento decorativo como muestra de la unión y el trabajo duro entre menores y mayores.


En definitiva, todo el grupo de profesionales del centro, tanto el equipo Técnico y Educativo, como Dirección, estamos muy orgullosos de nuestros menores por ser un ejemplo de respeto, empatía y solidaridad. Al mismo tiempo que muestran un nivel de responsabilidad y madurez impropio de su edad.

Equipo educativo, equipo Técnico y Dirección del C.E.D.”Padules”